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miércoles, 12 de octubre de 2011

Más historias de la herencia contracultural de Steve Jobs

"Una manera de contemplar la actividad central - la obsesión- de este lugar es verlo como una ruptura, ya se trate de una ruptura a través de las antiguas limitaciones en un campo técnico, o de una ruptura para librarse de la actual posición como empleado y adquirir una nueva posición como propietario".

Tomado de Las gentes de Silicon Valley de Thomas Mahon (1985)


Comentaba yo en días recientes acerca de la influencia que había tenido la contracultura de los años 60 en el Norte de California sobre el trabajo y la visión de Steve Jobs. El día de hoy trasciende una historia, largamente olvidada, de la influencia que tuvo en los jóvenes Steve Jobs y Stephen Wozniak,  el contacto con una legendaria figura de esos años, probablemente el primer hacker de la historia, el Cap'n Crunch  (sí como el cereal). Como es costumbre, primero los hechos y después algunas reflexiones en torno al tema.

Al final de los años 60, en los Estados Unidos la red telefónica era un monopolio propiedad de AT&T y las llamadas de larga distancia, un verdadero producto de lujo. Por aquel tiempo se había migrado la antigua red de pulsos a una red de tonos, que sirvió como base para muchas de las innovaciones posteriores. De alguna manera, un artículo técnico perdido en una revista de ingeniería, mostraba como utilizar la nueva señalización de la red telefónica y de manera incidental mostraba como utilizar libremente la red de larga distancia. Para hacer más curiosa la historia, el tono necesario para abrir los circuitos a la larga distancia se conseguía con un silbato de regalo en el mencionado cereal Cap'n Crunch.

Pronto existió una naciente red de ingenieros emprendedores vendiendo unos dispositivos electrónicos con la capacidad de generar las frecuencias que decodificaban la red telefónica. Para los curiosos, el precio de venta era la astronómica cantidad de 300 dólares, de aquellos tiempos, por unidad. Si consideramos los precios prohibitivos de las llamadas de larga distancia, realmente la inversión de cada aparato se recuperaba rápidamente. El líder de todos ellos adoptó el apodo Captain Crunch.

De forma notable, en especial si consideramos lo rudimentario de las comunicaciones en aquellos tiempos, el conocimiento para fabricar estos dispositivos se pudo transmitir no solo de costa a costa en Estados Unidos, sino que trascendió internacionalmente. Esta comunidad atrajo la atención del periodismo de investigación, que por esos años vivía su época de oro, y pronto la revista Esquire publicó el artículo "Secrets of the little blue box", que fue una sensación de su tiempo. De acuerdo a la historia, la mamá de Wozniak, estudiante en UC Berkeley en aquellos años, leyó el artículo y se lo pasó a su hijo Stephen para que lo leyera. El joven Wozniak lo compartió con su mejor amigo Steve Jobs y pronto el par de emprendedores, estaba fabricando sus propias unidades. De acuerdo al testimonio de Wozniak, llegaron a vender 6,000 dólares de dispositivos.

Para darle más sabor a la leyenda, Jobs y Wozniak buscaron al Captain Crunch, mismo que se apareció un día en casa de Wozniak y platicó con los dos jóvenes, compartiendo su conocimiento de como hacer los dispositivos. Años después, cuando Apple ya era un éxito, Wozniak y Jobs invitaron a almorzar al autor del artículo inspiracional, Rob Rosenbaum. 

La historia para el Captain Crunch, en realidad un experto en electrónica aeronaútica de nombre John Draper, tuvo sus altibajos. El éxito de las "cajas azules", atrajo al crimen organizado, que hostigó a Draper para que los ayudara a construir los dispositivos y no se necesita mucha imaginación para intuir el tono de la "negociación". Eventualmente el artículo de Rosenbaum y el creciente daño patrimonial hacia AT&T
atrajeron la atención del FBI y John Draper pisó la cárcel. Después salió libre y fundó una compañía de software que le ha permitido vivir cómodamente.

Ahora algunas reflexiones:


  • Si consideramos el espíritu anti-establishment de esos tiempos, las famosas "cajitas azules" resonaban más allá de permitir hacer llamadas gratis, por las siguientes razones:

  1. Permitían enfrentar al monopolio de peso completo de esa época, AT&T, ridiculizándolo en con sus propias armas.
  2. De alguna forma estas cajitas azules son un Prometeo que robaba el "fuego" de los grandes corporativos para compartirlo con el hombre común.
  3. Estaban en total sintonía con el espíritu de vivir fuera del sistema, pero aprovechándose de él. Pensemos en el "turn on, tune in, drop out"de Timothy Leary o la guía para vivir gratis y vencer el sistema, "Steal this book" del líder contracultural Abbie Hoffman ( para estar a tono con el libro, la liga incluye la versión pdf). Para aquellos lectores no tan movidos para la curiosidad, podemos describir el libro utilizando su introducción: "este libro es una guía de supervivencia para la cárcel en que se ha convertido Amerika".  Sin duda, qué tiempos aquellos, pero creo que ya se entiende el espíritu de la época.

  • Los jóvenes Wozniak y Jobs recibieron lecciones intensivas de como ganar dinero con ideas originales y novedosas, de acuerdo a la necesidad de los clientes.El ignorar que dicha actividad era ilegal, se puede considerar como un pecadillo de juventud.
  • Después del éxito obtenido, no es difícil pensar de donde sacaron el ánimo para armar las primeras Apple en el garaje de la familia Jobs. No suena raro que hayan encontrado sus trabajos en Atari y Hewlett-Packard aburridos a morir.
  • De alguna forma el espíritu antimonopolio que nació contra AT&T, regresaría algunos años después contra IBM y se refleja en el famoso comercial de introducción de la McIntosh.
  • ¿Habrán pasado por la mente de Steve Jobs, recuerdos de su iconoclasta "caja azul" cuando tuvo el primer Ipod funcional en las manos? Un sencillo dispositivo que alteró la industria musical de forma permanente, tiene su antecesor en otro dispositivo con las mismas intenciones.

La historia de la relación entre los jóvenes Wozniak y Jobs con el Captain Crunch, había caído de alguna forma en el olvido, aunque de ninguna manera era un secreto de estado. Y hoy que se recupera en los principales medios de comunicación del mundo, todo empezó por el obituario en la revista Time, me parece  que sirve para demostrar los genes rebeldes que siempre tuvo Apple.

NOTAS:


  • Encontré la referencia completa a la historia en el libro "Las gentes de Silicon Valley"de Thomas Mahon editado por Editorial Planeta. Esta versión y el original en inglés, no se editan desde hace varios años. Yo conservó una copia que me regalaron hace 25 años y que ha sobrevivido ya algunos cambios de domicilio y fugas de agua en mi biblioteca.
  • El artículo "Secrets of the little blue box" está nuevamente disponible en línea. Invito a los lectores a que disfruten un periodismo de fondo y con artículos largos, que es un arte perdido y más en una época de ideas en 140 caracteres.

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