Vacuus Finium se extiende a Twitter, para comentarios espontáneos durante el día, me pueden encontrar en @vacuusfinium.

En ocasiones anteriores he platicado sobre el servicio de taxis Uber, que a través de una excelente aplicación para teléfonos móviles permite que el usuario reciba el servicio de automóvil cercano a su posición y realice el pago a través de su tarjeta de crédito. He utilizado el servicio tanto en San Francisco, en donde nació la compañía, como en la ciudad de México y en realidad me faltan adjetivos para calificar la excelencia de Uber. Simplemente, le han quitado el azar a la acción de transportarse en un trayecto definido. Aquellos que son viajeros frecuentes, estarán de acuerdo conmigo que algo tan simple como viajar en taxi, dependiendo de la geografía, puede ser una acción que va de desagradable a riesgosa.

La compañía Uber ha tenido un gran éxito, con una constante expansión a nuevas ciudades y finalmente una inversión de Google, que no solo constituye una "validación ideológica" sino que le proporciona a la compañía amplios caudales para su expansión. Como era de esperarse, a Uber le han surgido múltiples imitadores. En lo personal estoy muy satisfecho con el servicio y no estoy interesado en explorar otros servicios similares. No hay que omitir que el hecho de haber utilizado un Uber en la madrugada de Navidad me evitó un encuentro cercano del tercer tipo con el famoso Alcoholímetro de la ciudad de México, que estaba en una posición de franca emboscada en el único camino de regreso hacia los Vacuus Finium WWHQ. 

Primer Acto: Sin contacto en Francia

Bueno en realidad existen dos grupos a los que no les gusta Uber ni sus imitadores:

1. Las autoridades encargadas de regular los servicios de taxi
2. Los proveedores actuales de servicios de taxi.

El segundo caso es bastante entendible, ya que los servicios de taxi constituyen un cartel altamente regulado, alérgico a la competencia y para quienes términos como "satisfacción del cliente", "buena experiencia"y "confiabilidad" son conceptos totalmente ajenos.

Sin embargo, la reacción de las entidades reguladoras ha sido totalmente agresiva e inclusive cayendo en la intransigencia. Prácticamente, Uber ha tenido que librar batallas legales para poder operar en la mayoría de los mercados importantes ( Nueva York, Boston, Washington D.C.). En realidad la oposición a Uber no obedece a cuestiones legales, sino más bien es una protección descarada del status quo.

A final de cuentas, Uber lo único que hace es ajustar la demanda de transporte ocasional con la oferta del mismo, y crea un marco que permite llevar a cabo el intercambio de dinero por el servicio de la manera más sencilla posible. Simplemente a los burócratas no les gusta que sople el aire en su territorio. De hecho, se espera que uno de los principales apoyos de Google sea el de aportar un ejército de abogados para ayudar a la expansión de Uber.

Y con todo lo anterior, era muy predecible que la llegada de Uber a Francia, la tierra de la regulación y los impuestos,  no sería sin sobresaltos.  Y en cierta forma, la absurda reacción de la autoridad del transporte a París ha quedado a la altura de las expectativas de aquellos que esperábamos que hicieran el ridículo.

¿Cuál es la respuesta de la autoridad de transporte público de París a la entrada de Uber en París? No hay que olvidar que a final de cuentas, Uber únicamente es una aplicación para teléfonos inteligentes que ayuda a su usuario a no pararse en la calle y levantar el brazo y hacer un silbido. Bueno existe una ley en París que obliga a los taxis cuyo servicio se solicita a través de una aplicación para Internet, a dejar pasar un lapso de 15 minutos antes de presentarse con el solicitante. Así de absurdo y así de inútil. ¿No basta con hacer la solicitud del servicio con anticipación descontando ese absurdo plazo? La ley ya está vigente, aunque se da por descontado que los afectados van a agotar todos los recursos para dejar inoperante tal despropósito legal.

Segundo Acto Para algunos los golpes son más efectivos que las leyes

Es tan absurda la legislación francesa, que los principales beneficiarios decidieron tomar acciones más radicales. Un grupo de taxistas franceses interceptó un vehículo de Uber saliendo del aeropuerto Charles de Gaulle, y después de romper su parabrisas y pinchar sus neumáticos le pusieron al conductor y los pasajeros el susto de su vida. ¿La razón de este atentado? Simplemente los taxistas franceses están protegiendo su territorio y no ha faltado el trasnochado que habla de los mecanismos legítimos de defensa de la clase trabajadora ante la tecnología alienante y deshumanizada. Se está recuperando un lenguaje que supuestamente había quedado obsoleto desde antes de la caída del Muro de Berlín y la verdad hasta da algo de vergüenza tener que usar esas frases en una oración.

Para poner en contexto este episodio hay que tomar en cuenta de en la cultura francesa de relaciones entre mano de obra y capital existe la costumbre, totalmente legal, de que los trabajadores en huelga recluyan a la alta administración en sus oficinas como medio de presión. Simplemente se considera que atacar un vehículo Uber, es una variación de la cultura laboral francesa.

Si a este episodio se le agrega el creciente acoso que están viviendo los trabajadores de Google y su transporte privado en San Francisco, creo que cada vez hay más pruebas en el ambiente de que existe un rechazo creciente hacia las supuestas innovaciones de Internet y un rechazo de un sector de la sociedad hacia las empresas tecnológicas y sus productos. Cada vez este rechazo ha empezado a adquirir tonos más violentos, un camión exclusivo para empleados de Google fue atacado en Oakland y es frecuente que los activistas interrumpan la circulación de este transporte, aunque esto en realidad es más un ataque simbólico a los síntomas del problema.

Un número grande de empleados de Google, jóvenes, brillantes y con empleos muy bien remunerados ha decidido vivir en San Francisco, aunque esté a una distancia de casi una hora de las oficinas de Google en Mountain View. Y no es difícil entenderlos, San Francisco es una ciudad cosmopolita con una fértil vida cultural al tiempo que Mountain View es un suburbio aburrido y antiséptico.

Esta inmigración, y la de empleados de otras grandes empresas tecnológicas ha ocasionado una alteración de la economía de la ciudad y se han disparado el costo de las viviendas y de varios servicios. Los habitantes de barrios tradicionales de clase trabajadora se han visto desplazados ante un incremento en el costo de vida. Hoy en día, San Francisco tiene el mayor costo de vivienda de todo Estados Unidos y el mayor incremento en el número de desahucios.  El hecho de que Google y otras empresas hayan tomado la decisión de proveer un transporte cómodo a sus empleados le ha dado un símbolo atacable  por los activistas y a los enojados.

El encanto de las empresas de tecnología simplemente ha desaparecido en los últimos meses:

• En medio de un ambiente de recesión económica global, ha sido muy notorio que las principales empresas tecnológicas han creado mecanismos muy eficientes para minimizar su carga fiscal. Entendible desde la lógica empresarial, yo haría lo mismo sin perder un segundo de sueño, pero pésima prensa y peores relaciones públicas.
• Las mismas empresas que son percibidas por la opinión pública como poco solidarias fiscalmente, literalmente fueron encontradas en una relación demasiado cercana con la NSA y el escándalo de espionaje develado por Andrew Snowden.
• En medio de una profunda crisis económica en el llamado mundo en desarrollo, la gran pregunta es ¿dónde están los nuevos empleos que debieron haber sido creados por la revolución de Internet y en general de las comunicaciones digitales? Esta es una de las grandes discusiones de los economistas y la respuesta no es sencilla.
• En este mismo ambiente, la imagen de un grupo privilegiado viajando en cómodos autobuses con aire acondicionado y conexión a Internet resulta ofensiva para un amplio sector de la población.

Por cierto, en algo que puede ser interpretado como una total fatal de sensibilidad, la respuesta de Google a las crecientes protestas en contra de sus trabajadores en San Francisco deja mucho que desear:

• Hay guardias privados en los paradas de los autobuses Google, cuidando que solo ingresen las personas autorizadas. Todavía no son guardias armados, pero hay que hacer énfasis en "todavía".
• Google está haciendo una prueba para transportar a sus empleados en ferry a través de la bahía, evitando que los autobuses circulen por San Francisco. En principio la idea no es mala, pero se ve pésima en el periódico, ya que es muy fácil que algún mal intencionado escriba que "los elegantes señoritos de Google viajan cómodamente en el mar para evitar el molesto contacto con las masas". Resuelven los síntomas, no el problema de fondo, pero en honor a la verdad no es responsabilidad de Google hacerlo.

Algunas reflexiones:

• Es difícil predecir como van a terminar estos episodios de rechazo a la tecnología digital por parte de la sociedad y en lo personal no me gustan estos crecientes episodios de violencia y me aterra hacer la pregunta más terrible: ¿tendremos un muerto?
• Aunque es fácil querer atacar a servicios como Uber o símbolos como los autobuses Google, en realidad hablar de estos temas es quedarse en la superficie. La verdad incómoda, es que estamos en medio de una radical transformación económica, todavía mayor que la Revolución Industrial y los marcos ideológicos y paradigmas mentales que eran válidos hace algunos años simplemente son obsoletos.

En una economía global la competencia entre personas es a muerte y simplemente aquellos individuos más educados tienen mejores posibilidades para encontrar un lugar. Esto implica, y créanme que es terrible tener que escribir esto, que existe un muy amplio grupo de individuos que quedan excluidos. Es utópico pensar que estas masas van a asimilar esta sentencia de una forma pasiva y de alguna manera tal vez recordemos esos incidentes de neumáticos pinchados como "los buenos tiempos".

Postdata I La tecnología también tiene remordimientos

Mikhail Kalashnikov fue el exitoso creador de una de las tecnologías más eficientes en la historia de la humanidad, aunque lamentablemente no en el sentido positivo. Trabajando como ingeniero en el "paraíso de los trabajadores" que era la Unión Soviética bajo la administración de Josef Stalin, Kalashnikov creo el rifle de asalto AK-47, simplemente la pieza de ingeniería más eficiente y confiable para acabar con vidas humanas jamás creada.

Se calcula que se han fabricado más de 100 millones de piezas del AK-47 y se les puede encontrar en los lugares más diferentes del planeta: en manos de terroristas musulmanes, piratas somalíes, narcotraficantes mexicanos.Vamos es una pieza de tecnología cosmopolita.

Aunque se creador nunca recibió más beneficio económico que las más altas condecoraciones de su país, siempre habló públicamente con mucho orgullo de su creación y como había sido una pieza esencial en la defensa de su patria y de alguna forma se desentendió de los otros usos de su creación.

Kalashnikov murió el pasado 23 de diciembre a la edad de 94 años y hoy se sabe que en el ocaso de su vida envió una carta a la cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en la que hablaba del dolor espiritual en que vivía por los efectos de su invención. No más comentarios.

Postdata II Las extrañas prácticas en las relaciones obrero-patronales francesas

Se que cuesta mucho trabajo entender la legalidad de los secuestros gerenciales que se acostumbran en las huelgas en Francia. El primer lugar en que me enteré de esta costumbre fue en la película  de 1972 "Tout va bien" del director Jean Luc Godard. En esos años Godard, anterior prodigio del cine francés, estaba al final de su etapa marxista y produjo una película que recrea una huelga en una fábrica de embutidos para reflexionar sobre mayo de 1968, una naciente globalización y la sociedad de consumo.

Jane Fonda, todavía en su etapa de "Hanoi Jane" como una activista de izquierda, representa a una periodista norteamericana que queda atrapada con la gerencia de la mencionada fábrica junto con su esposo, un retirado director de cine, interpretado por Yves Montand. Aunque no es una película sencilla de ver, la presencia de dos estrellas del cine internacional, asegura que esta película sea uno de los trabajos más accesibles y mejor distribuidos de Godard.

No está disponible en Netflix, pero se puede conseguir en un DVD de la prestigiosa y costosa serie  Criterion Collection, aunque me imagino que aquellos diestros en el oscuro mundo de los torrents deben de encontrarla muy fácilmente.

Postada III Los Sonidos de Vacuus Finium

La recomendación de hoy es la grabación de 2007 "Brazil Classics 7: What's happening in Pernambuco", una recopilación de la música producida en la ciudad de Recife en Brasil. Esta colección está curada por David Byrne, conocido como líder del grupo Talking Heads y publicada en su sello Luaka Bop.

Después de la desintegración del grupo que le dio fama y algo de fortuna, Byrne se ha dedicado a documentar la música de diferentes regiones del mundo, entre las que destacan Cuba, Perú, Brasil, y Nigeria y en su tarea de detective musical, Byrne ha realizado hallazgos impresionantes y los ha traído para disfrute de los melómanos que funcionamos bajo un modelo mental influenciados por los medios masivos de comunicación estadounidenses. Escuchar las grabaciones de Luaka Bop ha ayudado a expandir mis horizontes musicales.

En colección incluye música producida en el noreste brasileño y es una mezcla muy afortunada de sonidos electrónicos, con ritmos locales, instrumentación de jazz y rock y créanme que hay muy pocas cosas que se parezcan en el mundo. Está disponible en iTunes.